Profesionales de mi diabetes
Hace ya un tiempo os hablé de los diferentes endocrinos por los que he pasado durante estos 27 años de diabetes. Unos fueron para mí y otros no tanto, así que sin dolerme lo más mínimo, los cambié hasta dar con los que a día de hoy para mí son los adecuados.
Por si no leísteis las entradas de “El médico de los azucarillos” os las dejo aquí enlazadas y si las leísteis y os apetece releer, pues aprovechad que es gratis.
Dentro de los profesionales de la diabetes hay una persona que me ha marcado especialmente por todo lo que me ha aportado para bien, y esa es mi educadora.
Se merece una entrada para ella sola, porque es una persona sobre todo única.
situémonos
Hace unos cuantos años, cuando volví a Logroño para quedarme (durante varios años estuve viviendo fuera) fue cuando conocí al que a día de hoy sigue siendo mi endocrino, aunque lo vea poco, lo aprecio mucho la verdad.
Esto hará como 14 años o así.
Por aquel entonces mis únicas revisiones eran con él, cada 3 o 4 meses, y entre medias yo apañaba como podía. La verdad es que no llevaba un buen control, pero por aquel entonces ya empezaba a tomar conciencia de lo que había y empezaba a entender que era un trabajo diario que estaba en mi mano.
Haces unos 10 años, una persona que a día de hoy es una de mis mejores amiga, debutó en este dulce escenario y en una de las muchas conversaciones que hemos tenido dijo una palabra que yo desconocía totalmente. Esa palabra no fue otra que “educadora”.
Ya le dije que la diabetes no traía malos modales como para necesitar aprender educación 😉
Seguido, le puso el apellido “en diabetes”
Yo flipaba en colores. No tenía ni la más remota idea de lo que estaba hablando. Me parecía algo surrealista. ¿Qué cojones te pueden enseñar de diabetes?
Inocente de mí por aquel entonces. No es lo que lo que te tienen que enseñar, es que cada día se aprende algo nuevo.
Pues con ese nuevo concepto en mi cabeza y en mi libreta (yo al médico ya voy con libreta con lo que le quiero preguntar porque la posibilidad de olvido es muy alta) en mi siguiente consulta le pregunté a mi médico. Respuesta: Por supuesto, vas a conocer a Nuria.
nuria
Me llega la cita, allá que me bajo al hospital, como siempre un poco antes que nunca se sabe si te pueden llamar antes, me siento en la sala de espera con mi libro (lo de entrar antes es una fantasía optimista mía y con algo tengo que matar el tiempo) y casi con una hora de retraso, oigo mi nombre, guardo mi libro y allá que entro.
Ojiplática quedé. Una consulta enorme, llena de glucómetros, libros, tiras de mil tipos, una mesa llena de papeles y de repente veo réplicas en plástico de alimentos.
Yo no sabía dónde estaba, pero que era un caos lo tenía más que claro.
Ella: A ver, enséñame dónde te pinchas, cómo lo haces, enséñame los dedos, dónde vas con ese glucómetro tan antiguo, toma este, mira cómo funciona, toma estas tiras y este papel para que te las den en el centro salud, también que ten den tiras para hacer prueba de cuerpos cetónicos en orina, que no te pongan pegas en nada y si no les dices que me llamen. Ese cardenal no me gusta mucho, procura no pincharte cerca, no tienes lipodistrofias, cómo cuentas hidratos, cuál es tu ratio, cuéntame lo que comes…
Aunque parezca el resumen de toda la consulta esta fue la primera frase. Yo no sabía ni por donde me daba el aire, mientras le intentaba enseñar los brazos y la tripa a la vez, le hablaba del glucómetro porque ni lo llevaba. Me levantaba, me sentaba, intentaba procesar las frases. Y por supuesto intentaba sacar mi libreta con los controles porque eso era lo único que tenía y lo único que había necesitado hasta ese momento en consulta.
Después del intenso inicio, ya se tranquilizó un poco, nos sentamos y hablamos de mis rutinas y lo que comía y cómo, mis pautas de insulina y lo que yo pensaba que era lo habitual.
- ¿Y cuántas raciones de hidratos comes?
- 0_0 ¿Qué es eso?
- 0_0
No sé quién de las dos estaba más en shock.
Yo iba muy verde a esa consulta y tenía conceptos cogidos con pinzas pero que no practicaba habitualmente. No contaba raciones, sí que sabía lo de los HC (tampoco hacía tanto que lo sabía) pero ¿raciones? Lo que hay en el plato me como, ni más ni menos.
Pues toma, un vaso medidor. Así puedes ver las raciones y ponerte la insulina adecuada. ¿Cuál es tu ratio?
Esto es una broma. De verdad, ¿dónde está la cámara? Esta mujer me toma por ingeniero de la nasa y se piensa que sé de lo que me está hablando.
Os juro que salí asustada de allí. Entre papeles con información y deberes qué tenía que hacer para la próxima consulta os juro que yo pensaba que eso no podía ser educación, eso era una tortura.
Cuando salí entendí porque había tenido que esperar tanto para entrar. Estuvimos más de hora y media y las consultas tienen un tiempo estimado de una hora. No quiero pensar en la hora a la que entraría el último…
Creía que esto fue así por ser la primera consulta y que fue más mi percepción al recibir tanta información nueva y que mi mente se había encargado de agrandar la situación.
Pues como decimos en La Rioja: si por los cojones (en el resto de España se abrevia como NO)
admiración
Nuria es una persona intensa. Está enamorada de su trabajo y lo vive con mucha intensidad, una intensidad que trasmite y resulta de lo más motivadora cuando pasas el shock inicial.
Es modesta en su trabajo, nunca se atribuye méritos que no son suyos. Si te da documentación, lo siguiente que te dice es la fuente de donde la ha sacado para que así también la puedas consultar tú en caso de necesidad. Pide a todo el mundo ayuda, si te está mirando gráficas de algo y algo se le escapa, se va a buscar a algún endocrino para confirmar lo que piensa.
Y sobre todo es entrañable. Para mí ha sido en muchos momentos ese apoyo psicológico que tanto reclamo cada día para las personas con diabetes. Yo he salido de sus consultas con una fuerza interior que desconocía que tenía.
Gracias a ella descubrí lo que era la monitorización continua. Ahora en La Rioja se está con la financiación del Freestyle, pero antes de este avance, en determinados momentos en los que las cosas no estaban nada claras y faltaba información que por muchos capilares que hicieras, no se veía, te ponían de manera gratuita algún dispositivo. Yo en dos ocasiones pude utilizar el dexcom 4 gracias a ella y esa información fue oro en sus manos.
Pero es que antes de eso, mucho antes, me pusieron otro que duraba 4 días y que era ciego. No recuerdo el nombre, pero sí que iba con cables y era muy aparatoso, de hecho lo tenía que llevar enganchado al sujetador (si alguien sabe de lo que hablo, me lo dejáis en comentarios que me gustaría saberlo). En el momento no se veía nada en el dispositivo, la información había que descargarla y verla después. Cuando fui a ver los resultados me apareció con un pliego de papeles pegados con celos para que todas las gráficas fueran unidas y nos dimos cuenta de que la hora estaba mal puesta (al configurarlo cambiamos el AM por el PM y los datos estaban al revés) No veáis el trabajo que nos costó descifrar aquello, pero qué hizo, llamar a la jefa de endocrinología para que lo viéramos juntas.
Otra cosa que recuerdo mucho fue cuando me enseñó el truco del marco de la puerta. Yo por aquellos entones dependía de mi madre para ponerme la insulina en los brazos porque no podía coger pellizco a la vez que me pinchaba. Pues muy fácil me dice, utiliza el marco de la puerta. Qué es eso de que con casi 30 años te tenga que pinchar aún tu madre. No veáis lo que me reí ese día con ella viéndola ponerse en el marco de una puerta y haciendo el gesto. Y lo bien que me ha venido ese truco desde entonces.
Durante varios años fui a consulta de manera recurrente, pero llegó un momento en que las circunstancias, sobre todo que las consultas eran larguísimas y siempre en horario laboral, que ambas decidimos que era mejor que me diera el alta. Ella me dijo que en verdad poco más me tenía que enseñar, que estaba más en mi mano que otra cosa. Qué razón tenía.
Ahora he vuelto para hacer un reciclaje y hasta me parece más calmada, jajaja. De hecho soy yo la que llega con toda la intensidad diciéndole mira lo que me pasa, mira esta información, qué te parece si probamos a hacer esto a ver si mejoramos un poco.
Cómo cambian las cosas cuando sabes de lo que hablas.
Me da mucha pena que en breve se va a jubilar. El hospital va a perder mucho color sin ella y los pacientes la vamos a echar mucho de menos. Aún no se sabe quién la va a sustituir, aunque yo tengo claro quién me gustaría que fuera (ojalá dentro de un año os pueda hacer una nueva entrada hablando de mi nueva educadora). Deja el listón muy alto en muchos aspectos y a mí me deja un aprendizaje que sé que sin ella no hubiera sido igual.
Nuria, si lees esto, de verdad te digo, que eres increíble y que nos has dado mucho a todos. Gracias por ser siempre tú.
Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces
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