De bien nacidos es ser agradecidos

Allá por el año 1991 se instauró que hoy, 14 de noviembre, sea el día mundial de la diabetes con el objetivo de concienciar sobre la esta amiga dulce nuestra.

No se eligió este día por casualidad, estas cosas no se eligen porque sí. Se eligió el 14 de noviembre por la fecha de nacimiento del que se conoce como el padre de la insulina, Frederick Banting.

Desde el año 2007, se utiliza como símbolo de la diabetes un círculo azul. Un círculo que simboliza la unidad y azul por el color del cielo y de la bandera de las naciones unidas.

ciruclo azul de la diabetes

A mí me gusta mucho celebrar las cosas. Y aunque la diabetes no es motivo de celebración (salvo que hablemos del ansiado día en que pueda llegar una cura) yo quiero celebrar este día en concreto dando las gracias.

Me quejo mucho y lo seguiré haciendo, esto es una mierda como un castillo de grande, pero también me doy cuenta que tengo cosas que agradecer y personas a las que dar las gracias porque a fin de cuentas, he llegado a los 40 años con un páncreas no funcional en el cuerpo y eso también es motivo de celebración.

GRACIAS

Gracias a mi cuerpo por llegar hasta aquí. A pesar de volverse loco y matar células que no pudo recuperar, con ayuda externa me ha traído hasta el año 2019 y ha aguantado multitud de tratamientos diferentes, pinchazos, cabreos y años de negación ante la diabetes. Qué campeón que es.

Gracias  a Frederick Banting y a todas las personas que trabajaron con él porque sin ellos esto se hubiera acabado bastante antes (cosa que no me hubiera venido bien, tengo muchas cosas que hacer aún)

Gracias al médico de atención primaria que según me vio entrar por la puerta supo ver la diabetes que había en mí. He visto casos en que no se vio tan rápido como en el mío y las consecuencias de ello.

Gracias a todas las personas que durante un mes estuvieron en el hospital hasta que estuve preparada para una nueva vida. No sólo hablo del personal médico, también hablo de los otros niños que había ingresados en aquella planta del hospital y de los que nunca volví a saber (las redes sociales estaban aún muy lejos)

Gracias a todos los endocrinos que me han visto en todos estos años. Los buenos y los que no eran para mí. Incluso de ellos he aprendido. Si algo no te gusta, cámbialo, no merece la pena aguantar.

Gracias a mi compañera de habitación cuando vivía en Ibiza. Las broncas por comer chocolate que me habré llevado, le quité bastantes horas de sueño con mi rebeldía. Si me viera ahora…

Gracias a todas aquellas personas que no tienen ni puta idea de lo que es esto porque me hacen apreciar más a aquellas que sin saber se molestan en preguntar y en aprender. Además me dan material del bueno para escribir entradas en el blog.

Gracias al despertador porque cada mañana al apagarlo sé que he pasado una noche más sin sustos. Por mucho que me cague en él en el fondo es buena gente.

Gracias a los que me recomendaron tomar canela, para endulzar el café va de lujo.

Gracias a las redes sociales por darme tanto. Ver tantos guerreros luchando la misma guerra hace que me sienta menos sola. He aprendido, he reído, he llorado (de pena y de emoción), he abierto mi páncreas al mundo y esto me ha llenado de energía positiva. Sois muy grandes todos. Me quedo corta en palabras porque se me agolpan todas a la vez.

Gracias a mis dos familias, la de sangre y la de leche. La vida sin vosotros no sería igual.

Gracias muy en especial a mi madre, que tanto lloró por ser ella la de la cama del hospital y no yo. Pero sabes qué mamá, mira lo lejos que hemos llegado.

Gracias al chico que se me lleva unos sustos que cualquier día le da una hipoglucemia a él. Es bonito cuando intentas no despertarme de la siesta mientras me haces una glucosa capilar.

Y a ti diabetes no te doy las gracias porque no soy una hipócrita. No te quiero, ni te querré y todo lo que me ha traído hasta aquí ha sido mérito mío, no tuyo.  Me has dado súper poderes, sí, pero no los necesitaba.  Viniste para quedarte, perfecto, pero no esperes que te lo ponga fácil. Ya pudiste conmigo, pero era falta de experiencia y de valor para enfrentarme a ti. Ahora soy más fuerte. No te mereces que te de las gracias, nunca estarás a la altura de todo lo que hay por encima de ti en esta entrada.


Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces.


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