Si dudar es de sabios, puedo afirmar que soy muy lista

Vivir con despiste crónico no es fácil. Intento mantenerme atenta a lo que pasa a mi alrededor, pero es imposible para mí. Creo que también influye que me importa el mundo exterior entre y poco y nada. Mi mundo interior es muy intenso y a veces me cuesta salir de él.

Dejando a un lado el hecho de que las vidas ajenas para mí son eso, ajenas y mi interés es nulo el problema subyace en que también me olvido de mis cosas y con una facilidad pasmosa.

Cuando no todas las partes de tu cuerpo funcionan y te has visto obligado a externalizar servicios, en mi caso el páncreas, el vivir en un mundo paralelo como el mío puede resultar muy problemático.

Salir de casa sin saber si te has dejado las planchas de pelo encendidas es un problema. Yo en estos casos me digo misma: si tienen que ir los bomberos a casa, al menos que estén buenos.

Asumo que hay dudas de mi día a día que tengo que pasar a segundo plano. Claro que me gustaría saber ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Pero teniendo en cuenta que la diabetes me provoca dudas que requieren una respuesta bastante más inmediata, os traigo una nueva lista, en este caso de verdaderas dudas existenciales.

¿Me he puesto la insulina?

Creo que esta es de las más recurrentes en nuestra mente páncreas y la que más desesperación sin duda nos ha causado. Si se te olvida la rápida, eso lo vas a notar rapidito y como hayas comido cocido se te va a acabar pronto Pero ¿y la lenta? Eso no se nota tan fácilmente y lo sabemos. Y peor aún, ante esa duda ¿cómo corriges? Porque si estás seguro aún puedes apañar unas horas más tarde con cuidado pero cuando no tienes ni puta idea a ver quién es el guapo que arriesga el tipo a una doble ración de insulina. Yo lo único que tengo seguro en este caso es que el día siguiente va a ser low carb sí o sí.

¿Lo llevo todo?

Glucómetro, insulinas, azucarillos (o similares), la cabeza… Porque sí, os confieso que yo no me levanto dos horas antes de entrar a trabajar porque me guste tomarme las cosas con calma (que me gusta y mucho) o porque me cuesta despertar y darme cuenta de que estoy en marcha hora y media (que me la cuesta) si no porque antes de salir de casa hay que pasar revisión y eso lleva su tiempo y más tiempo aún lleva tener que volver a casa (varia veces) porque algo te dejas. Por cierto, el móvil  es algo a por lo que no me vuelvo si ya he hecho varios viajes. Sin é puedo vivir, sin la insulina no.

¿Y esto cuántos HC lleva?

Salir a comer fuera de casa es un vicio, a mí todo lo que me suponga no cocinar, me encanta. Me apunto ya mismo. Mi plato favorito: el cocinado por otra persona, lo tengo muy claro. Con el ojímetro entrenado o incluso llevándote una mini báscula se apaña el tema. Pero aquí tenemos algo maravilloso que se llama Calle Laurel y donde se comen pinchos o raciones, todo ello de pie y en bares abarrotados lo que no facilita estos menesteres. Así que a practicar deporte de riesgo porque partimos de la premisa de que no sabes qué vas a comer entre tanto bar y mucho menos vas a saber lo que pesa cada cosa. En esto Fiasp me ha ayudado bastante, no voy a mentir.

¿Cómo me he podido quedar sin tiras?

Para mí de las peores. No soy de llevarme todo el bote porque al final ocupa mucho así que cada mañana recargo mis repuestos de tiras y marcho para el trabajo. Por lo general, si todo va bien un par de pinchazos en la mañana y otro par por la tarde, junto con el de comer, pues con 5 hasta que vuelvo debería tener. Pues nunca llevo menos de 10 al salir. Debería bastar, pues no. Los maravillosos días en que el azúcar decide ir a su puto pedo acabo taladrando dedo cada hora y eso no es sólo doloroso (que lo es) si no que llega un momento que veo que no me quedan tiras. Y para colmo mientras desesperada rezo porque no esté viendo alguna, las que voy guardando para tirar en casa deciden esparcirse a mi alrededor. Y no sé a vosotros, pero a mí me cuesta media vida cogerlas del suelo (tienen una adherencia especial las puñeteras)

¿Te odio o estoy alta?

Ya os he comentado que las hiperglucemias me afectan mucho al carácter y me dan unos arrebatos de locura que se traducen en contestaciones poco amigables o lo que es lo mismo, en mi afán democrático mando a la mierda a todo el mundo. Claro, si  esa persona no es santo de mi devoción, no me cuestiono mi motivación, la tengo clara, pero cuando es algún allegado al rato me entra esta duda. Así que toca que mirar el azúcar para ver si soy una bruja malvada o si el azúcar no está en su lugar. Lo malo de esto es que muchas veces me quedo con la duda y efectivamente es porque me he quedado sin tiras.

¿Me habré enamorado o estoy en hipoglucemia?

Palpitaciones, sudores, nervios, temblores… Qué bonito es el amor. Pues sí, lo es pero dame un azucarillo que para mí que esto no es amor y creo que el glucómetro está de acuerdo conmigo. Te juro amor que te daría un beso, pero me da miedo que te intente comer. Ahora que te miro ¿Cuántos HC tienes?


¿Vosotros qué? ¿También tenéis dudas similares o alguna que me haya dejado en el tintero?

Como siempre estáis invitados a dejar vuestros comentarios abajo tanto para alabarme el gusto como para ponerme a parir. Todos sois bien recibidos, salvo el spam.

Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces



2 comentarios

Ana · 15 abril, 2019 a las 19:20

Hola, querría saber si tienes cuenta en redes sociales, muchas gracias

    LadyBlue · 16 abril, 2019 a las 06:34

    Hola Ana!
    Estoy tanto en Instagram @galletasconveneno como en Twitter @galletascveneno
    Por supuesto estás invitada a pasarte por ellos, siempre serás bien recibida 😉
    Besos dulces

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

quince + 16 =