Hora de comer.
A punto de sentarnos en la mesa para celebrar la Navidad, esta semana en Diabetes for dummies toca hablar de otra parte muy importante del tratamiento de la diabetes como es la alimentación.
La alimentación y la diabetes tipo 1 son un binomio lleno de mitos y leyendas urbanas muy difíciles de erradicar del ideario común, así que hoy vamos a traducir a palabras más sencillas un tema tan complicado.
Hay que partir de una idea muy clara y es que en diabetes tipo 1 NO existen alimentos prohibidos. Podemos comer de todo, mejor dicho, casi de todo.
La diferencia radica en que al no producir insulina propia, si no que nos la inyectamos desde el exterior, tenemos que saber qué estamos comiendo y sobre todo tenemos que saber qué cantidad de hidratos de carbono tiene lo que estamos comiendo. Para nosotros las comidas son clases de matemáticas.
Nuestra dieta se basa en ingerir:
- Hidratos de carbono ya que se encargan de proporcionar energía (se trata del combustible del cuerpo).
- Proteínas para que el cuerpo pueda crecer y reparar tejidos.
- Grasas para almacenar engería.
- Vitaminas y minerales que se encargan de regular los procesos químicos del organismo.
Como podéis ver es exactamente la misma dieta que la de cualquier persona, es decir, comemos lo que queremos, pero sabemos en qué grupo estaría cada alimento porque necesitamos contar.
Aunque no son los únicos que influyen, el protagonismo de nuestra alimentación lo tienen sobre todo los Hidratos de carbono (en adelante HC que me canso de escribir).
A nuestros amigos los HC también se les llama, carbohidratos, glúcidos y azúcares…
Ya hemos visto que para que los HC puedan ser utilizados por nuestras células como fuente de energía (esa es su función) es imprescindible la insulina.
Por lo tanto, en diabetes vamos a necesitas saber la cantidad de hidratos de carbono para poner la cantidad de insulina correcta según cada persona.
Efectivamente, aquí no hay matemáticas comunes, lo que tenemos son datos personalizados porque cada cuerpo es un universo totalmente diferente al de al lado. Por eso hablamos de tratamiento personalizado siempre.
¿Cómo calculamos todo esto?
En primer lugar hay que conocer el concepto más básico de todos que es el de RACIÓN.
En diabetes (en España) 1 Ración = 10 gramos de HC
Siguiente dato que necesitamos tener en cuenta, cuánta insulina rápida necesito ponerme para cada ración de hidratos que voy a comer. Esto se conoce como RATIO.
En resumen, cuando vamos a comer calculamos HC, multiplicamos por nuestro ratio y así obtenemos las unidades de insulina rápida que nos tenemos que poner.
Por ejemplo: si voy a comer 200 gr de pasta cocida que son 40 gr de HC y mi ratio es de 1.5 ud por ración haría el siguiente cálculo:
40 HC = 4 raciones x 1.5 del ratio = 6 ud de insulina.
Ahora se entiende mejor por qué pesamos la comida antes ¿a qué si?
¿Cómo sabes cuántos HC tiene la comida?
Para eso existen aplicaciones, tablas de raciones y mucho material diverso que nos ayuda. Evidentemente no sabemos los HC que contiene cada alimento, eso sería imposible. Afortunadamente, otros han hecho ese trabajo por nosotros.
Para mí, el gran descubrimiento fue la tabla de raciones que se puede descargar desde la Fundación de la diabetes y cuyo enlace os dejo aquí abajo.
No es la única ni mucho menos, pero es bastante completa y tenerla a mano nunca viene mal.
Aunque a primera vista parece un cálculo muy sencillo, en verdad no lo es.
¿Y por qué no es fácil? Porque no todos los HC actúan de la misma manera y por eso entra en esta combinación el índice glucémico o lo que es lo mismo, la velocidad con la que un alimento eleva la glucosa en sangre.
A mayor índice glucémico mayor elevación de glucosa y más rápida.
Lioso ¿verdad?
Pues ahí no se queda la cosa, porque el índice glucémico se puede ver afectado por cosas como:
- Forma de preparación. Piensa en un puré o en la verdura cocida por ejemplo. Es lo mismo pero no es igual ¿Cuál será más rápido? Esta la he puesto fácil.
- Composición del alimento. Si tiene grasa, fibra, si son HC simples o complejos…
- La interacción con otros alimentos. No es lo mismo comerte un plato de garbanzos cocidos que un cocido con todos los sacramentos. Si no pensad en la digestión posterior a ver cuál va a ser más costosa.
Por eso son importantes los tiempos de espera , ya que el efecto de la insulina desde que nos la ponemos, no es inmediato.
No es fácil, pero te acabas haciendo. Aunque leído así en frío es difícil, en la práctica, aunque no sea fácil, te acostumbras. Llega un momento en que a ojo eres capaz de hacer bastantes buenos cálculos sin necesidad de buscar la tabla de raciones. Al final la práctica hace al maestro y aquí hay unos cuantos años de experiencia.
Espero que ahora se entienda mejor por qué decir que no podemos comer algo es mentira, podemos comer lo que nos apetezca siempre que seamos conscientes de lo que tenemos entre las manos.
No existen alimentos prohibidos, en absoluto. Como mucho los podemos calificar como desaconsejables pero por la dificultad de acertar en los cálculos. Imaginad un pastel que no trae la composición, que no sabes ingredientes y que tiene grasas para aburrir. Pues va a ser difícil acertar, sin duda. Y no es tanto por el hecho de que sea un pastel, es más por la falta de etiquetado.
Lo que sí es habitual ver es la denominación de alimentos libres cuya cantidad de HC o es inexistente o es tan baja (-5 %) que no sería necesario ponerse insulina. Un ejemplo sería un puñado de frutos secos. (La bolsa entera no es un puñado no lo olvidéis)
Y para el resto pues no nos queda otra que contar y contar.
¿Y por qué como tanta verdura y no como apenas dulces?
En mi caso la respuesta es simple, pura vagancia. Me resulta más fácil calcular raciones de una acelga que de un pastel por lo que la probabilidad de acierto es mayor. Y cuando como algo, lo que quiero es acertar la cantidad de insulina que me tengo que poner.
Pero si me compensa comerme lo que tengo delante, por supuesto que no dudo en sacar la calculadora.
** En esta entrada no he hablado del RGP (ratio grasa proteína) que también afecta, eso será en el futuro, no penséis que no lo tengo en mente que eso también cuenta en este cuento.
Como siempre estáis invitados a dejar vuestros comentarios abajo tanto para alabarme el gusto como para ponerme a parir. Todos sois bien recibidos, salvo el spam.
Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces.
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