Si has llegado hasta aquí, ya sabrás, o por lo menos tendrás una idea, de lo que supone físicamente la diabetes tipo 1.

Tu cuerpo, por algún motivo, ha dejado de producir insulina y ahora toca ponerla desde fuera. Esto en las grandes empresas, lo llaman externalizar servicios.

Encontrar información sobre lo que es la diabetes y su tratamiento, es fácil, hay miles de resultados cuando le preguntamos al Sr. Google (ojo que ya sabemos como se la gasta y nos puede devolver algún fake de estos que, de tan absurdos, resultan hasta graciosos). La teoría está ahí. El cómo llevar esa teoría a la práctica diaria, también está ahí (otra cosa es que a cada uno nos funcione diferente) pero para mí falta algo muy importante, y es el aspecto psicológico de la enfermedad.

Para eso nada ni nadie te prepara. Es la diabetes de la mente.

En mi caso esta ha sido la parte más dura de llevar, y sigue siendo. Luchas con tu cuerpo diariamente, luchas con tu mente, luchas con la ignorancia propia y sobre todo con la ajena y es una lucha atroz, sobre todo porque pierdes muchas batallas, demasiadas para mi gusto y eso te va destrozando por dentro.

¿Qué cosas no te enseñan y te persiguen? Tu vida cambia radicalmente. Le dices adiós a cualquier posibilidad de improvisar. De comer cuando tienes hambre o no comer cuando no la tienes. Dejar algo en el plato te puede suponer un buen susto o repetir de eso que te ha salido especialmente rico.

Tampoco te dicen nada de cómo te van a tratar los demás. Dejas de ser sólo una persona para pasar a ser una persona diabética. Te dicen lo que puedes comer y lo que no (algunos tienen la deferencia de preguntar). Si les dices que el moratón del brazo es por un pinchazo, entran en modo pánico y si ven una aguja ya pasan al modo terror. Sientes que llevas la etiqueta #diabetic@ y ya no eres nada más.

Adiós al relax para siempre. Tu mente deja de descansar, siempre tiene que estar alerta. Tienes que aprender a reconocer todas las señales que manda tu cuerpo, incluso las más pequeñas.

Y sobre todo la pregunta que más me ha rondado siempre y que sé que nunca se irá es el por qué a mí. Sé que la diabetes tipo 1 se puede calificar como aleatoria, no hay nada que hagas que determine que te va a tocar el palito más corto en el sorteo, pero aún con esas, me sigue dando rabia el haber sido agraciada en el sorteo.

 

Es difícil asumir este cambio, no creo ni siquiera que por mucha fuerza que tenga alguien, pueda hacerlo. Esto es una mierda y no tiene solución. Admitimos el cambio en nuestra vida, pero anhelamos que algún día nos quiten la etiqueta que la salud nos ha puesto en el páncreas.

Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces.


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