Como ya comenté en mi primera entrada, esto no es un blog médico ni nada parecido, pero si que me gustaría hablaros de mi diabetes, mi debut, su evolución, complicaciones (que también las hay y muchas, aunque de eso ya hablaré más adelante) y como me enfrento a mi día a día(betico).

Allá por el año 92, a punto de cumplir 13 años, con la emoción de la Expo de Sevilla y las olimpiadas de Barcelona, yo libraba una batalla con mi cuerpo. A pesar de mi corta edad y la poca madurez que me caracterizaba, yo misma notaba que algo raro estaba pasando.

Nunca fui una niña delgada. Tampoco tenía un sobrepeso exagerado, digamos que estaba «hermosa» para mi edad. No me había desarrollado aún, así que aunque ya era un tema que empezaba a preocuparme, tenía la esperanza de que con las hormonas eso cambiaría.

Pero antes de que mis hormonas obrasen algún cambio, pasé a ser la niña más delgada de la clase y con diferencia. Los comentarios cambiaron de lo hermosa que estaba a que se me notaban todos los huesos. No os hacéis a la idea de la ilusión que me hacía (que irónico me parece ahora…). Qué más se puede pedir al comienzo de la pubertad en los 90 que ser la chica más delgada de la clase!!!

En mi alegría desbordada no era totalmente consciente de que perdía kilos a pesar de que comía como una lima (llegó un punto en que mi madre escondía las cosas porque arrasaba con todo). Tampoco era consciente de que no dormía apenas porque continuamente tenía que salir al baño, aunque teniendo en cuenta la cantidad de agua que bebía tampoco lo veía alarmante…

Mi problema empezó cuando en el colegio, tenía que pedir permiso para salir al baño porque no aguantaba ni dos horas y la sed que tenía siempre. Siempre fui una niña bastante retraída y tener que pedir permiso para salir al baño con casi 13 años me provocaba la más horrible de las vergüenzas, pero la alternativa era bastante peor, aquellas ganas no se podía controlar.

Una cosa que no recuerdo, aunque siempre me lo han dicho, es lo mucho que se me agrió el carácter. Supongo que con el tiempo y con algún conocimiento más, me parece una consecuencia normal, pero pasé de ser una niña tímida que apenas contestaba a dar unas respuestas que dejaban temblando al más pintado. Supongo que lo achacaban a la adolescencia, pero ahora todos sabemos que no era el único motivo.

En una época en la que el acceso a la información se basaba en la Espasa y en la que Internet apenas si era una palabra utilizada, la idea de una enfermedad crónica no se nos pasó por la cabeza.

Y con este panorama en el que cada día pesaba menos y comía más, en que los vasos de agua se me quedaban muy cortos y bebía por botellas para 10 minutos después ir corriendo al baño, me puse enferma y cuando me salieron llagas en la lengua mi madre me llevó al médico sin dudarlo, ya eran demasiadas cosas raras y una madre, siempre es una madre.

debut diabetes

De esa consulta recuerdo detalles como si hubiera sido ayer mismo. Fue bastante rápido. La verdad es que yo no hablé mucho (si lo hubiera hecho seguro que hubiera soltado una de mis borderías tan típicas en

esa época y que para que engañarnos, se me han quedado por costumbre, jajaja), pero si me mandó al baño a por una muestra de orina y 2 minutos después ya tenía mi diagnóstico, con más de 400 de azúcar:                Diabetes Tipo 1.

Sabéis lo que dijo mi madre con cara de susto, incredulidad y mil emociones más? «Y yo le he dado macarrones para comer 0_0

A partir de ahí, ya os podéis hacer una idea de lo que viene después, y si no es así, en próximos post os hablaré de ello pero ahora no me quiero extender más (por eso de crear interés para el futuro 😉

De momento me despido por esta semana.

debut triki medicoNos vemos entre pinchazos. Besos dulces.


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