Lo de tener orejas funcionales (no como el páncreas) hace que tengas que oír cosas que dan ganas de coger carrerilla y saltar contra la pared, pero de cabeza. De verdad que si no sabes de algo, en este caso de diabetes, es mejor callar y parecer tonto una vez que abrir la boca y demostrar la evidencia querido Maestro Liendre.
La historia que os voy a contar no la viví directamente en mis carnes (no creo que el final hubiera sido el mismo, jajaja). Esta historia me la narró esa amiga de la que ya os he hecho alguna mención y de la que estoy preparando algo especial para contaros así que es como si yo también lo hubiera vivido 😉
Ambas llevamos la diabetes como algo natural. Después de muchos años te acabas haciendo a las rutinas que te impone esta enfermedad y hablar de ello nunca nos ha costado. En nuestro entorno común, todo el que nos rodea y con quien tenemos algo de relación sabe perfectamente que ambas tenemos diabetes. Eso y que estamos un poco idas de la olla.
Me abstengo de comentar los comentarios que he tenido que oír, esta vez sí con mis propias orejas funcionales, sobre que nuestras diabetes son diferentes, que la mía es de la mala y perlas de este tipo que da para otra entrada que en un futuro tendréis por aquí (si es que me pierde lo de hacerme la interesante)
El caso es que, en una de estas situaciones en las que surge el hecho de que la diabetes está ahí, sus orejitas tuvieron que oír la siguiente “dulzura”:
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Yo también quiero ser diabética…
(Me quedo corta con todos los memes y gifs que debería poner aquí).
Ante semejante demostración de estupidez, la pregunta siguiente era obvia (la retahíla de pensamientos insultantes casi mejor me la guardo para mí, jajaja)
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¿Por qué dices eso?
Y aquí viene la respuesta, que si la pregunta ya era aberrante en sí misma, la motivación no se queda muy lejos en imbecilidad
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Para no comer dulces. Tú como eres diabética no puedes comer dulces y es la única manera que encuentro para no comer dulces.
Lo sé, tantas neuronas intentando suicidarse en mi cabeza provocaron un cortocircuito enorme y eso que soy agente pasivo en esta historia (si hubiera sido activo estaríamos hablando de otro Big Bang)
Con la calma que se puede mantener en una situación así (el debate entre el instinto asesino y el no querer ir a la cárcel se va haciendo cada vez más reñido) mi amiga tuvo a bien decir:
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¿Y los pinchazos?
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Ah no, eso no me gusta, yo sólo lo de no comer dulces, así no engordo
Sí, mis dulces amigos, la semana pasada me quejaba de que no hay educación nutricional, pero es que este caso se merece una entrada propia por la cantidad de sentimientos simultáneos que se generaron en mí, a cual más intenso.
Pasé por el enfado, la rabia, la lista interminable de insultos infinitos, la incredulidad, la frustración, el odio para al final, llegar a unas carcajadas de esas que provocan lágrimas como puños y agujetas en la barriga. Porque otra cosa no tendremos, pero cuando nos juntamos, las risas siempre están presentes y hacemos chistes de todo, por lo que en este caso, no iba a ser una excepción.
Después de las risas, mi cabecita loca, no puede dejar de hacer una de mis típicas reflexiones y la verdad es que no puedo entender como una persona puede llegar tan siquiera a pensar que quiere tener diabetes. Decirlo en alto ya sólo es demostración la estupidez que invade ciertos cerebros.
Sólo eso ya me sube el azúcar de la mala leche que me provoca. Pero además que ese deseo surja por pensar que así no comería dulces… ¿En serio? Pero en qué mundo vivimos…
Cómo se puede ser tan simplista y pensar que la diabetes consiste en eso, en no comer dulces. Por si alguien no se ha enterado aún, vivimos en la era de la información, donde con un simple clic de ratón puedes acceder a resolver cualquier duda, pero aún convivimos con prejuicios como este y a diferencia de la diabetes, la desinformación, sí tiene cura. Muchas veces de manera tan sencilla como preguntando.
Lo siento mucho por todos aquellos que pensáis que la diabetes consiste en no comer dulces y que los tipos de diabetes son la buena y la mala, pero estáis totalmente equivocados.
La diabetes consiste en una lucha diaria con tu cuerpo y con tu mente. Batallas perdidas y ganadas. Y sobre todo, permanente. No deseéis esto para vosotros porque nadie está exento y vuestro deseo se puede ver cumplido.
Comentarios como estos en el fondo me duelen porque ignoran esta lucha, las noches sin dormir, las hipoglucemias disimuladas para no asustar al de al lado, los cardenales por un mal pinchazo, el enfado cuando alguien te quita el pan que previamente has pesado. Toda una serie de detalles que son vitales para nosotros.
El no comer dulces para no engordar lo puedes incluir en una dieta para bajar peso, pero no mezcles tu obsesión estética con mi rutina de vida. Mi diabetes me quiere matar, pero yo no se lo voy a poner fácil así que deja equiparar motivaciones, porque no, no son las mismas.
¿Y sabéis lo más irónico del asunto? Que sigo comiendo dulces porque, y ver si os queda claro de una vez, los diabéticos podemos comer de todo menos veneno y galletas con veneno.
Nos leemos entre pinchazos. Besos dulces.
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